Alejarse de la playa en Fuerteventura puede parecer un contrasentido en una isla que se caracteriza por tener algunos de los mejores arenales del mundo. Un viaje por la isla más allá del mar podría parecer una pérdida de tiempo. Pero Fuerteventura también es una isla de tierra adentro. Quizás esos paisajes austeros donde el verde es una excepción puedan parecer ‘vacíos’. Pero los lugares áridos, con su belleza áspera y minimalista, suelen estar llenos de cosas. Llamar desierto a Fuerteventura es una muy mala analogía, porque la isla rebosa vida y cultura. El norte de la isla está dominado por la presencia de dos sistemas de volcanes que escupieron lava y cenizas en tiempos relativamente recientes. El Volcán de la Arena erupcionó hace unos 10.000 años y más o menos por el mismo periodo se formó la cadena de cráteres que conforman el extremo norte de la isla (Calderón Hondo; Las Calderas, Bayuyo, San Rafael…).

Tenerife se llena de turistas mientras prepara una protesta “histórica” contra la masificación de la isla.
La isla de Tenerife ha batido todos sus récords de llegadas de turistas, según indican los últimos informes publicados sobre esta materia esta misma semana. Al mismo tiempo, las autoridades insulares y regionales buscan incrementar aún más estas cifras y los beneficios mientras se marcan el objetivo de que esta industria sea más “sostenible” y promueven (con una financiación de 62 millones de euros) una “transformación del modelo” que consiste, entre otras cosas, en potenciar la capacidad del turismo “a la hora de generar valor y bienestar en favor de la ciudadanía”. Mientras tanto, los lugares más emblemáticos de la isla de Tenerife, como Anaga o el Teide, viven situaciones de colapso ante la afluencia masiva de visitantes y crece la turismofobia.